Y, ¿por qué?
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¿Por qué no darse un baño al aire libre en Otoño? si hace calor.
¿Por qué no decir «no»? si no crees que sí.
¿Por qué no llorar? si no tienes ganas de reir.
¿Por qué no parar? si no quieres seguir.
¿Por qué darle vueltas al por qué? si sabes que no encontrarás la respuesta.
Simplifica, quédate con lo bueno, contigo.
Pues porque en otoño no es época de bañarse, y menos sin hacer la digestión; porque hay que decir sí con resignación cristiana y nunca poner la excusa de que te duele la cabeza; porque llorar es de alfeñiques; porque si paras puede que no vuelvas a arrancar, que vamos teniendo una edad. ¿Y por qué le das vueltas?. Obecede, haz lo que debes, calla y olvídate de tus deseos, que lo contrario es hedonismo y libertinaje. O por lo menos eso nos han dicho siempre.
Los protagonistas de la foto parece que no tienen grabada la moral judeocristiana ni el sentimiento de culpa. Mejor para ellos. Me gusta tal cual, sin el efecto seda que inevitablemente se ve últimamente en todas las fotos acuáticas.
Besos.
Gracias por actualizar el blog y regalarnos una de tus magníficas capturas de la realidad.
Tu compañero de findes y seguidor de este blog, el Reportero Dominguero (amigo de asnos y paseos por la Albufera).
Por qué se da por supuesto que es la madre del elefantito y no el padre? No se, pero es la madre, seguro.
Superados los baños en otoño, el pudor al llanto y el darle vueltas al porqué… he de confesar, derrotada, que me cuesta aún decir que "no" y que tengo las suelas de los zapatos desgastadas de intentar parar sobre la marcha.
Ahora bien, lo seguiré intentando.
Sabias palabras y muy buena foto!!!
Felicitaciones
Eso digo yo, ¿por qué no?… hay una expresión que se asimila un poco, y que a veces da un empujoncito ante la indecisión, el clásico "qué coño"…
¡Un abrazo!